El pasado 8 de Julio de 2011, nuestro amigo e idolatrado Miguel Poveda volvió a conquistar nuestros corazones. Esta vez en tierras malagueñas: Fuengirola para ser exactos; y en un entorno fabuloso: el Castillo Sohail, que nos recibió con alfombra roja y antorchas. Digno de todo ello era quien nos esperaba. Como de costumbre, el público tenía ganas, muchas ganas de Miguel Poveda...y la respuesta fue encontrar a un Miguel entregado al cien por cien. "No me voy hasta cantarlo todo", respondía ante las múltiples peticiones.
Aunque en principio el programa manifestaba un repertorio estipulado...los que acudimos frecuentemente a sus conciertos, sabemos que casi nunca se cumplen, porque Miguel es muy generoso...y siempre amplía y amplía, hasta saciar (si es que es posible, porque es difícil)a todo aquel que asiste.
Su concierto pasó por varias fases y facetas: desde el flamenco más puro, a la copla que tanto nos enamora. Acompañado del gran Juan Gómez (Chicuelo), sus inseparables palmeros: Carlos Grilo y Luis Cantarote y su majestuoso percusionista: Paquito González, inició su primera etapa flamenca. Seguirilla, Tangos de Triana, Bulerías, Cantiñas (al baile: Laura Rozalén), la ya clásica versión de la Soleá Apolá, La Leyenda del tiempo, Malagueñas con Abandolao...
Entre tanto, nos sorprendió con unas sevillanas muy rocieras de Pareja Obregón o con un fandango de Caracol.
De la mano de Joan Albert Amargós inició su recorrido coplero: Vente tú conmigo, Ojos verdes, A ciegas (qué recuerdos tan entrañables), Como las piedras...
Sus regalos: "Tres puñales", "Cuatro capotes", "Alfileres de colores","Y sin embargo te quiero" de la mano de Pasión Vega, que ante la invitación del anfitrión subió al escenario, un homenaje a Enrique Morente: "La aurora de Nueva York" entre otras.
Un Poveda entregado, un Poveda grande en el escenario, un Poveda "sobrao" para hacer lo que le de la gana, porque todo lo canta, porque todo lo puede, un Poveda magistral, elegante, simpático, cercano, un Poveda grande, muy grande, lleno de arte y compás.
Como anécdota de la noche: un fresquito que sólo los quejíos de Miguel pudieron calentar, la sorpresa de mi Malena, la compañía de mi madre (que estaba eufórica) y de mi padre (que era la primera vez que le veía en directo y se rindió a sus pies), la de mi hermano Pepe y mi primo Colchero, y cómo no, de mi Jimmy.
Tras muchos meses de angustia por no poder ir a verle por las oposiciones, disfruté muchísimo, porque a pesar de repetir y repetir en sus conciertos, cada vez que le veo y le escucho, aprecio como se crece, se supera a sí mismo, y eso me hace sentir tremendamente afortunada por poder vivirlo y compartirlo.
Como siempre, gracias por regalarnos lo que muy poco pueden, un pellizquito en el corazón, un alivio en el alma, una sensación de satisfacción...un abrazo que envuelve y que enamora. Gracias por todo.
Raquel feliciadades, que bonita y que sentida tu crónica, me encanta. Me hubiese gustado mucho estar ahí con ustedes pero gracias a tus palabras es como si me abrieras una ventana, besos.
ResponderEliminarTu Nines